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Al comenzar este viaje hacia el Corazón de Dios, por el Amor de Dios, escuchamos Su voz llamándonos a través de la Sagrada Escritura:”Si mi pueblo, sobre el cual es invocado mi Nombre, se humilla, rezando y buscando mi rostro y se vuelven de sus malos caminos, yo entonces los oiré desde los cielos, perdonaré sus pecados y sanaré su tierra” (2 Crónicas 7:14).
Es tiempo de que cada uno de nosotros declaremos si somos hijos de Dios o somos hijos del mundo. Si respondo que soy hijo de Dios, entonces tengo que hacer todo lo que esté en mi poder para honrar y respetar esa relación, esa responsabilidad. Mi primer acto, de libre voluntad, es consagrarme a mí mismo y a mi familia a este amor y protección que Dios Padre nos promete. Sólo de esta manera tendré las armas necesarias para entrar en la guerra espiritual que nos rodea del bien contra el mal; el arma de la oración de los consagrados.
Las 4 Piedras Angulares: Quiénes somos
‘Señor, haznos volver hacia ti y volveremos, renueva nuestros días como antiguamente’ (Lam 5,21)
La obsesión del hombre en hacer lo que quiere cuando quiere y la ilusión de libertad, resulta en un viaje hacia las cosas de este mundo que pone en riesgo nuestro destino como coherederos del Reino de Dios. Sin embargo, es a través de este viaje de la Libre Voluntad que comprendemos que no estamos completos sin Dios y Su amor en nuestra vida diaria. Entonces, nos damos cuenta de que debemos declararnos ante Dios como Sus hijos arrepentidos. El proceso de volver a la protección y la unidad con Nuestro Padre es aquel viaje de círculo completo, donde la Gracia de Dios es siempre el instrumento. Su amor siempre está llamando suavemente a Su hijo.
Las 4 Piedras Angulares: Quiénes somos
El corazón es el lugar de encuentro con Dios. En esta Misión enseñamos: ‘Ve ahora y abre la puerta hijo mío, entra en este lugar que he hecho para que te encuentres con tu Padre.
Cierra la puerta detrás de ti y llámame desde este lugar, tu corazón, y Yo vendré’.
El Padre mora dentro de nosotros con un amor que espera nuestro llamado a Él en la fe, la esperanza y la confianza. Cuando nuestra oración se construye capa por capa por estos elementos, el resultado es una relación con Dios que sólo la oración de amor de un hijo a Su Padre puede obtener. Por eso la oración debe ser del corazón. Si nuestros corazones están lejos de Dios, la sinceridad de nuestras palabras no puede contener los elementos esenciales necesarios para que esa relación exista y nuestras oraciones son palabras con poco o ningún valor.
Como imagen y semejanza de Dios (una vez perdida, pero por medio del deseo de cambiar, es encontrada de nuevo) estamos ahora en un lugar de relación con Dios. Es el siguiente lugar en que encontramos una alianza que se está estableciendo: Oración del Corazón.
La Misión, tiene sólo dos oraciones principales que pide que se recen diariamente en forma individual y una vez a la semana en comunidad, en lo que se llaman los cenáculos de oración: La Oración de la Mañana y los Misterios Dolorosos para la Conversión y la Paz.
Las 4 Piedras Angulares: Quiénes somos
Le pedimos a cada persona que comprenda las cosas que están sucediendo en el mundo actualmente y que reconozca la necesidad de enfrentar el mal cuando toca a nuestra puerta, cuando entra en nuestras comunidades, cuando entra en nuestras leyes y país, cuando trata de consumir al mundo.
Esta es nuestra siguiente alianza con Dios. Como “Hijos de Dios” no podemos permanecer callados, complacientes o temerosos. Por el contrario, levantamos nuestras voces, unidos bajo Dios, para declarar que lo que está mal, está mal, y nunca estará bien; pues Dios existe y nos ama. No debemos olvidar jamás que ‘para que el mal exista, todo lo que se necesita es que los hombres buenos no hagan nada’ (Edmund Burke).
Es por ello que la Misión promueve distintos programas para que las personas puedan involucrarse activamente en esta guerra del bien contra el mal en el mundo:
Las 4 Piedras Angulares: Quiénes somos
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